El Ayuntamiento ha comenzado el tratamiento preventivo y próximamente empleará drones.
Por el momento, según señala Martínez, la presencia de larvas es menor que otros años, porque los días de calor han tardado más tiempo en llegar. Además, las crecidas han ayudado a limpiar los cauces de macrófitos, las algas en las que proliferan.
Aunque es en los ríos donde nacen estos insectos, pueden llegar a morder en cualquier punto de la ciudad, ya que son capaces de volar hasta 20 kilómetros. Muchas veces se desplazan hasta parques, piscinas o la Ciudad Universitaria, por ejemplo, donde aguardan en la hierba hasta que tienen la posibilidad de morder.
El Instituto Municipal de Salud Pública realiza muestreos cada quince días para hacer un seguimiento de la evolución, comprobar la efectividad de los tratamientos aplicados y programar nuevas intervenciones si es necesario. Además, trabaja en coordinación con otras localidades de la parte alta del Gállego y el Huerva para acompasar los tratamientos y que sean más efectivos, ya que la mosca negra tiene una gran capacidad de vuelo y es necesario que otras localidades actúen también en sus riberas.